dimarts, 5 de maig del 2009

sensaciones




Hace un mes visité la Tate Modern. De entrada, porque estaba en Londres, por la vista increíble del puente del Milenio y la Catedral de St Paul..También me encanta el edificio y por supuesto...¡el arte!
Mi razón intelectual (por así decirlo) no era ampliar mis conocimientos sobre arte moderno sino aclarar mi opinión respecto a él.

Al principio creía que el secreto estaba en descubrir el significado de cada obra, entender al artista, encontrar donde había escondido el efecto que me produciría su creación. Pero más tarde entendí que no se trata de entrar en una especie de cumbre elitista de descifradores de arte que yo me había imaginado, sino que el atractivo de las obras modernas reside en las sensaciones que nos produce a cada uno.
Evidentemente, no hay dos sensaciones iguales, como no hay dos opiniones idénticas...Pero mi dilema es, esta libertad a la hora de crear nos beneficia a nosotros, humildes visitantes, por ofrecernos esta especie de multiorgasmo sensorial, o beneficia a cualquiera con capacidad para recoger, montar o construir, y capaz también de buscarle a su obra un nombre que justifique su fama y esfuerzo.
¿La falta de unas mínimas pautas no favorece siempre el intrusismo y el oportunismo?
No sabemos a ciencia cierta quien decide qué es arte, que es moderno ni porque razones. ¿Puede decidir cada uno de nosotros que es arte y qué no, basándonos en nuestros propios sentidos y sensaciones?
Si se trata de opciones y emociones personales, no puedo identificarme con los criterios de un crítico de arte profesional..

Aún no estoy segura de cual es mi posición definitiva, pero no tengo ninguna duda cuando veo una obra que no me produce mas que desconcierto. Y el desconcierto no es suficiente. Un bebé puede desconcertarnos, una piedra puede desconcertarnos, yo me desconcierto a mí misma muchas veces.


“La paloma, sintiendo la resistencia del aire en sus alas cuando vuela, bien pudiera imaginar que el vuelo sería mejor en el vacío. De manera parecida Platón se alejaba del mundo de los sentidos porque ellos ponían límites al razonamiento y se aventuró al mundo del entendimiento puro. No avanzó mucho pues tal como le sucedería a la paloma, cayó al vacío al faltarle la resistencia de los límites de la razón”



Emanuel Kant, Crítica a la Razón Pura

un apunte informativo:


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